LA OPOSICIÓN NO CREE sino en las encuestas que la favorecen. Por eso no creyeron con ninguna de las que les decían que tenían perdidas las elecciones presidenciales. Optaron por enterrar la cabeza en
¿Se repite la historia?
Marciano
Columna Piedra de Tranca
Parece que sí. Lo que ratifica el comentario de un historiador que dijo que el hombre no aprende de la historia. No reflexiona sobre lo que le sucede, y tiene una inmensa capacidad para olvidar. Por eso está condenado, fatalmente, a repetir errores.
Hago la mención porque este escribidor se viene entrevistando con encuestadores. Desde luego, los serios. No los de maletín, los mercenarios de oficio que aparecen como hongos cuando hay elecciones. Y enfatizo esto de los serios porque con motivo de las elecciones de gobernadores y consejos legislativos del próximo 16 de diciembre - increíble, pero solo faltan para el evento 26 días ya comienzan los pronósticos y se sabe que se preparan encuestas chimbas.
La oposición no cree sino en las encuestas que la favorecen. Por eso no creyeron con ninguna de las que les decían que tenían perdidas las elecciones presidenciales. Optaron por enterrar la cabeza en la tierra como calumniosamente se dice de las avestruces cuando presienten el peligro. Rechazaron a priori las que les vaticinaban el desastre del 7 de octubre y optaron por insultar a los dueños de las encuestadoras, de descalificarlos a todos por igual y decir que estaban comprados por el gobierno de Chávez.
¿Qué hubiera pasado si actúan de otra manera? ¿Qué se habrían preparado para hacer frente al desastre? No tenían que divulgar que perderían, pero sí adoptar elementales previsiones, ante todo preparar el ánimo de los dirigentes y esforzarse en el trabajo para que la ventaja de Chávez no fuera tan contundente.
Pero decidieron disparar contra el mensajero, contra el pianista, contra el correo y tomar cada día mayor distancia de la realidad. ¿Consecuencias? Una dirección política colmada de descrédito, con un nivel bajísimo de credibilidad ante su propia gente. Y, por ende, el despalomamiento, la frustración, el desánimo de su electorado. Que es el gran problema que tiene la dirección de la MUD, el comando -si es que aún existe- de Capriles y por supuesto, de éste que está haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse en pelea por la Gobernación de Miranda.
Se repite la historia. ¡Insólito!, se repite al calco. De nuevo las encuestas, todas sin excepción, confirman que el chavismo arrasará el 16 de diciembre. Pero ellos no lo creen. Sólo hay dos gobernaciones dudosas, pero con opción, lo que pintaría el mapa rojo-rojito. Contribuyen a esa dramática situación para la oposición, y, particularmente, para su liderazgo, el efecto 7-0, que todo indica se repetirá como siempre ha ocurrido. Pero además, hay otros dos factores que concurren: Uno, la elevadísima abstención que se perfila, impulsada por la torpe campaña contra el CNE y la estúpida versión de que hubo fraude en las presidenciales; y, otro, la desmoralización del aparato que, por cierto, resultó un fracaso en octubre.
Pero lo peor de todo es que los dirigentes opositores no han escarmentado con lo que sucedió hace dos meses. Se siguen engañando, no atienden a las alertas rojas de las encuestas y a otros síntomas del fracaso. Siguen como si nada, y el rancho ardiendo...
(Diario Vea)
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